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domingo, 11 de julio de 2010

Pagando atrasos (3): De libros. Tom Sharpe, Los Grope.

España y Holanda siguen 0-0, y yo sigo en esta febril intención de ponerme al día en contarte cosas en el blog. Los Grope es una novela que demuestra que los grandes autores, a veces, también fallan. Soy un gran seguidor de Tom Sharpe, y he leído todas sus novelas traducidas en castellano. Por supuesto, las cuatro dedicadas a Wilt, pero también Reunión Tumultuosa, El bastardo recalcitrante, Exhibición impúdica, Una dama en apuros, Vicios ancestrales, El temible Blott, Zafarrancho en Cambridge, Becas Flacas, La gran pesquisa y Lo peor de cada casa. Todas tienen el mismo esquema: personajes absolutamente desquiciados y fuera de todo límite de normalidad, situaciones imposibles que cada vez empeoran más hasta llegar a un clímax inenarrable y absolutamente delicioso, y un final que cierra todos los cabos dando giros increíbles. Pero todo concuerda. He soltado las mayores carcajadas de mi vida leyendo a Tom Sharpe, que tiene un humor brutal, sin resquicios de piedad, misántropo sin duda alguna, crítico y nada complaciente, siempre poniendo el solfa los valores básicos de la sociedad inglesa y por ende de la sociedad occidental... No hay que olvidar que ha dedicado parte de su vida a la lucha política, que incluso lo llevó a ser encarcelado primero y deportado después de Sudáfrica por sus actividades en contra del Apartheid (la burricie y crueldad de la sociedad blanca sudafricana queda muy bien retratada en varias de sus novelas).
Compré Los Grope con auténtica ilusión, ultimísima novela de Sharpe, pero me ha decepcionado. Tiene todos los ingredientes anteriores, pero le falta garra. Una historia cruzada: una familia de rancia tradición inglesa que vive en el más absoluto matriarcado, usando a los hombres sólo como fecundadores y trabajadores, secuestrándolos incluso si se hace necesario; y un matrimonio entre una desquiciada y un banquero aburrido de la vida que tienen un hijo anodino y sin personalidad por el que se produce el pandemonium típico de las novelas de Sharpe. Pero parece escrita con desgana, es previsible, tiene momentos muy aburridos, los clímax disparatados son muy ligeros y apenas tienen fuerza... Aunque la idea de un matadero de animales que se rige por el lema "Mátelo usted mismo" es puro Sharpe y nos recuerda la calidad de su autor. Esperaremos a la siguiente, una carrera tan brillante como la de Sharpe, que a nadie puede dejar indiferente, no puede terminar con un broche tan poco interesante.

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