En el mismo Caixaforum de Madrid, una exposición dedicada a la figura de Charles Chaplin, y a su popular personaje, llamado en España Charlot. Parece mentira que teniendo varios centros de arte contemporáneo, como el Reina Sofía o el IVAM de Valencia, o Filmotecas varias, pues tenemos la Nacional y unas cuantas autómicas; esta sea la primera exposición que se dedica al análisis de la vida y obra de uno de los más importantes cineastas de la historia, a la vez que a su personaje, icono fundamental del Siglo XX.
La Exposición, una vez más, ejemplarmente diseñada y muy bien comisariada, con las mismas características que se podían decir de la de Mucha: buen material, no excesivo, cartelas perfectamente diseñadas y no muy prolijas, información en general buena, de lectura amable, y entorno acogedor. Yo no soy un gran seguidor de Charlot, lo reconozco, y sin embargo salí encantado de la exposición, dedicándole incluso más de media hora a ojear algunos libros que se nos permitía consultar para ampliar información.
La Exposición se organiza en diversos ejes, que no son cerrados, sino que se entremezclan: la conformación del personaje de Charlot es uno de ellos, desde su original, desagradable y gruñón, hasta el posterior vagabundo de buen corazón que se convierte en símbolo de la humanidad misma. Aquí vemos una imagen de ese primer vagabundo, un personaje negativo y casi delincuente que en nada recuerda al Charlot que todos tenemos en mente, el de películas como Luces de ciudad
Pero al mismo tiempo que se nos enseña la evolución del personaje, aparece la del cineasta, desde los primeros cortos para otras productoras donde no tiene capacidad de decisión sobre su trabajo, hasta la fundación con Pickford, Fairbanks y Griffith de la United Artis, que desembocó en un control total de su obra cinematográfica y en el abandono paulatino de los cortos en favor del largometraje.
Ese eje expositivo entronca, a su vez, con el de la evolución temática y social, y por tanto intelectual, de Chaplin y de su cine, de los primeros largometrajes, más ñoños, quizás, de humor más sencillo, al cine social, político y de denuncia que significan Tiempos Modernos o El Gran Dictador.
Por supuesto, Charles Chaplin y su personaje tienen unas necesidades expresivas: las coreografías, perfectas; el parco uso del sonido, la simbología iconográfica, como aquellos planos finales en los que el vagabundo simplemente se marcha por una carretera lejana (¿la mortalidad?), y un largo etcétera. Pues con fotografías, imágenes y mucho sentido del humor, la muestra ejemplifica perfectamente todas estas características. Vi todos los vídeos, y reí a carcajadas especialmente con dos: un combate de boxeo de Luces de Ciudad y un gag, finalmente desechado, de ls misma película, en el que un cada vez más crispado vagabundo intenta introducir un palo por una alcantarilla. Aquí nos surge otra de las claves de Chaplin, ¿por qué desechó ese gag? No por su mala calidad, sino todo lo contrario. Es tan perfecto y tan largo que puede convertirse en un hito aislado de un largometraje, y diferir del resultado final del mismo. Aún conociendo su calidad, el propio autor decide que no merece la pena incluirlo, pues desfavorecerá al film. Expresa la talla creativa del autor y su perfecto conocimiento del cine. Por cierto, excepcional la proyección simultánea de varias escenas en tres pantallas paralelas, para poder comprobar la absoluta simetría y el perfecto ensamblaje de las coreografías, en todas sus variantes.
Chaplin se convirtió en un ídolo de masas, y su gira por Europa y el mundo así lo demuestra. La difusión de Chaplin es otra de las ideas de la exposición, que queda perfectamente clara tanto por medio de recortes de prensa, como por imágenes, anuncios o programas de mano. En ese sentido, quizás el apartado dedicado a Chaplin en España sea el más pobre. Pero aparte de la difusión e importancia de la estrella, del director, aparece la potencia simbólica que va tomando su personaje como una de las claves iconográficas del siglo pasado. De ahí, por ejemplo, su influencia en las vanguardias, con el homenaje que le hace Leger.
La vida personal de Chaplin, su exilio, su familia, su carácter humano, están presentes en toda la exposición, hasta el punto de que hay un maravilloso montaje con imágenes en super 8 de la familia Chaplin que no hay que perderse. Es encantador, y da una dimensión íntima a un gran cineasta.
Nadie debería perderse esta exposición, que terminará el próximo 19 de octubre. Personalmente, volveré a repasarla, es una delicia. Ahora lo que viene siendo un clásico en este blog: terminemos con unos cuantos vídeos:
Uno de mis favoritos: cuando pierde momentáneamente la cabeza en
Tiempos Modernos
La escena del globo en El Gran Dictador.
Este no pueden perdérselo, me reí a carcajadas al verlo.
Un homenaje hallado en youtube en dos partes.
2 comentarios:
Muy interesantes, Eugenio, los comentarios sobre las exposiciones de Mucha y Chaplin, a pesar del horrible verbo "comisariar" que usas en ambos...
saludos.
Javier... Los pintores pintan, los médicos medican, los plotters plotean, y los comisarios comisarían jajajajajajaja
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