Según blogger, nos han visitado todas estas personas

martes, 3 de marzo de 2009

Zonas de riesgo en el Caixaforum de Madrid

Con este título presenta el Caixaforum de Madrid una exhibición con un puñado de obras pertenecientes a la Colección de Arte Contemporáneo de la Fundación La Caixa, y que estará en Madrid entre el 11 de febrero y el 3 de mayo. La muestra se explica como un intento de mostrar el arte de frontera, aquel que se mueve entre la globalización y los conflictos que ésta produce. Pero no se refiere a conflictos bélicos, como el título parece proponer, sino que se trata de las zonas de riesgo de la existencia, de la deshumanización, de una sociedad en peligro por focos multicasuales que polarizan y atomizan la realidad con un único denominador común: el tránsito desde la contemporáneidad a lo que sea que nos toca vivir. Fundamentalismos, sinergías Norte - Sur, liberalización u opresión de la mujer, subcultura de masas, inmigración (entendida como flujos de seres humanos sin destino), cambio, permanencia, soledad, interacciones e incongruencias.
Los artistas que componen la propuesta son heterogéneos, y así es también la diferencia de lenguajes y vehículos utilizados para la expresión; aunque el videoarte (hoy infoarte, dvdarte, o como quieras llamarlo) es una parte fundamental en casi todos ellos (no es tan importante el arte objeto, sino la expresión del mismo ante el espectador en forma de relato filmado). Alguna de las obras expuestas, como todo lo que rodea estas exposiciones a caballo entre el arte conceptual y el arte objeto (homenaje tantos años después a Simón Marchán), son un poco espúreas, o como a mí me gusta decir, un poco "pues vale", porque esa es la cara que se te queda después de verlas. Pero en general no es mala exposición y el espectador no saldrá indiferente, ni defraudado, ni con cara de tonto. Casi todas las obras tienen un cómo y un por qué, y se llega a conclusiones concretas. Otra cosa es que el producto de esas conclusiones nos interese. A mí sí, en líneas generales.
De toda la exposición, que no voy a resumir porque no tengo tanta memoria, destaco sobre todo tres obras que me gustaron mucho. La primera es la video obra de la finlandesa Elija-Liisa Ahtila, titulada "Servicio de consolación", a caballo entre el documental y el cortometraje dramático, gira alrededor de la ruptura en una pareja y el reflexivo - racional - emocional proceso que se establece, con la ayuda de una consultora - asesora, que dirige los pasos de la pareja para facilitar el tránsito hacia la soledad. Se mueve entre la perplejidad y la tristeza, muy escandinava en su frío retrato de la inanidad del ser contemporáneo, con un final anunciado entre justicia poética y realismo mágico. Se proyecta en dos pantallas con puntos de vista diferentes. Aquí tenéis un fotograma casi del final.
La segunda obra que me gustó es del albanés Adrián Paci, y tiene un título que es en sí mismo una realidad pero también una incongruencia: Centro di permanenza temporanea. Permanencia y temporalidad, por separado, parecen conceptos opuestos, en el mundo de la emigración son una realidad que convive. Es un video montaje de unos cinco minutos en los que un tropel de hombres y mujeres de piel tostada y multiétnicos (ningún blanco europeo o anglosajón) van subiendo la escalerilla de un avión, en medio de un aeropuerto. Tras una incesante marcha, descubrimos que al final de la escalerilla no hay aeronave, con lo cual un conjunto de inmigrantes se queda encerrado en esa escalerilla, al aire libre, lejos del suelo, sin poder moverse, mientras a su alrededor más y más aviones despegan y aterrizan. La contraposición de ideas del título se convierte en contraposición de imágenes en la frontera entre dos mundos, en la incongruencia que ocupa hoy casi esquizofrénicamente, las relaciones entre el mundo desarrollado y el subdesarrollo, entre esos hombres y mujeres encerrados en una escalerilla mientras tú y yo, nosotros, nos movemos libremente en aviones seguros y confortables.


La tercera de las obras que me gustó es A morir del mexicano Miguel Ángel Ríos. El autor reunió a una veintena de los mejores lanzadores de peonza de México (una tradición muy arraigada en ese país) y dontándolos de peonzas negras y marcando un tablero blanco en el suelo, los invita a jugar. Sin entender muy bien las reglas del juego, lo único que tenemos es la filmación de las peonzas girando, entrando una y otra vez en el tablero, proyectadas sobre tres paredes con tres ángulos de cámara distintos. Se termina convirtiendo en muchas cosas: la propia sensualidad del movimiento y del sonido de las peonzas, y una clara metáfora sobre la salvaje y futil (a la vez que rápida) expresión actual de las relaciones sociales. Es la más estética de todas las ideas que vi en la exposición, aunque no la más extravagante. También es la más sencilla y, ¿por qué no usar ese adjetivo?, la más hermosa.
Yo no dudaría en ir si andara por Madrid. Esta exposición merece la pena.