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miércoles, 22 de mayo de 2013

Yoani Sánchez, la libertad posible para Cuba.


Hace unas semanas tuve la oportunidad de ver y escuchar en un acto en la Casa de América de Madrid a la bloguera disidente cubana Yoani Sánchez, organizado por la Asociación de Iberoamericanos por la Libertad (http://www.asociacionail.com/). Al final de esta entrada está el vídeo del acto, y algunas de las fotos que aparecen son del mismo, y las he tomado de la página web de la citada AIL. Quería reanudar este blog, que prometo renovar más asiduamente, con mis impresiones acerca de ese encuentro. He querido esperar un poco de tiempo porque realmente la figura y las palabras de Yoani Sánchez han calado mucho en mí, en mi estado de ánimo sobre algunos temas. Salí hondamente impresionado del encuentro. No quería que ese exceso de sensaciones me hicieran glosar a “Santa Yoani”, y ni creo que fuera bueno, ni seguramente es la imagen que la propia interesada quisiera dar.

Yoani Sánchez es una mujer menuda, pequeña, con ciertos rasgos de delicadeza, esencialmente guapa sin mayores excesos. Pero no da impresión de persona desvalida ni que pida protección. Todo lo contrario. Su lenguaje no verbal es resuelto, genera fortaleza y transmite resolución. Esas características quedan resaltadas cuando comienza a hablar. Carece totalmente de la prepotencia de los que creen estar seguros bajo el cobijo de una ideología dominante, ya sea intelectualmente, ya sea de manera práctica (como Mariela Castro, por ejemplo). Habla en un tono suficientemente alto, pero en absoluto violento ni agresivo, no alza la voz. Sólo esgrime argumentos bien estructurados, con una riqueza léxica (no obstante es filóloga) y capacidad descriptiva apabullante, y no denota intolerancia ni radicalismo. Está dispuesta a escuchar e incluso empatizar con su oponente, sea del signo que sea. Pero, ojo, esa dulzura, esas formas, esa tranquilidad al hablar es contundente: está claro que en un encuentro dialéctico Yoani no parará hasta convencer a su adversario o hasta que la convenzan de que está equivocada. Mejor aún: hasta que se establezcan puentes de entendimiento. No tiene intención soltar su presa y dejarla ir hasta que se lleguen a conclusiones válidas para su manera de estructurar el pensamiento y la imagen que tiene del mundo. No me gustaría tenerla como oponente, porque me exigiría el 100% de mis sentidos puestos al servicio de la conversación. No creo que Yoani Sánchez discuta, más bien conversa, pero sin perder el tiempo en banalidades. No puedo dejar pasar el momento vanidoso en que me fotografié con ella y cruzamos un breve saludo.
Fueron muchos los mensajes, casi todos brillantemente expresados. Se resumen en uno: ser libre. Tener libertad. La libertad es el don más preciado, el que nos hace humanos. No me cuenten historias de educación, de sanidad, de mitos: denme libertad, y luego hablamos. Me impresionó una frase: “yo he decidido vivir en Cuba como si fuera una ciudadana libre y con derechos, lo contrario de lo que el régimen me permite”. Evidentemente, para llegar a ello ha tenido que alcanzar un estatus, en el que se ha dejado mucha piel en el camino. El régimen de los Castro le tiene respeto, miedo, que es lo que tienen los regímenes dictatoriales a los que obtienen la capacidad de emitir opiniones contrarias a la fijada oficialmente. Pero no ha sido un camino fácil. Ahora le tienen respeto porque ha conseguido, gracias a internet, una popularidad internacional que le permite cierta capacidad de movimiento (su gira internacional es un ejemplo al respecto). Los golpes, la represión, tiene que ser modulada. No lo fue al principio, cuando Yoani Sánchez comenzó su labor de narrar la realidad cubana, porque realmente no hace otra cosa. Años después, tras muchas detenciones, muchos golpes, muchas mentiras, insultos, humillaciones; el régimen tiene que buscar subterfugios para actuar contra ella. Es la inopinada cobardía de los dictadores, de los viejos y sanguinarios dictadores. Espero que una suerte de accidente de tráfico no venga a hacer lo que el régimen no se atreve. Por si acaso, yo no me subiría a un coche, y si lo conduce un español de visita en la isla, menos. 
Yoani Sánchez forma parte de lo que se ha llamado la “Generación Y cubana”. Un grupo de cubanos  jóvenes que usan internet para reflejar diferentes realidades acerca de su país y desde los más diversos puntos de vista. Son blogueros, y usan internet como medio de expresión. Puedes localizarlos en el propio blog de Yoani, en este enlace: http://lageneraciony.com/

¿Cómo emplear un medio de comunicación en Cuba que está vedado a la población? En uno de los momentos más divertidos del encuentro que estoy resumiendo, Yoani Sánchez lo explicó, primero hilarantemente “si las madres cubanas inventamos el picadillo de carne sin carne, ahora los cubanos hemos inventado internet sin internet”; luego de manera práctica: empleando las posibilidades técnicas de herramientas como wordpress, que permiten subir varios textos de una vez (desde un hotel, por ejemplo) y programar el momento en que serán publicados. O tuitear por sms, que tiene la posibilidad de emitir mensajes, pero no de interactuar: Te dejo la dirección twitter y la página de facebook de Yoani Sánchez:

Página en twitter: https://twitter.com/yoanisanchez
Usuario de twitter: @yoanisanchez
Página de facebook: https://www.facebook.com/pages/Yoani-S%C3%A1nchez/174301141569?fref=ts
 
En todo caso, los cubanos han inventado mil argucias para saltarse las rígidas normas que en contra de la libertad de expresión ha generado el régimen de aquel que proclamó que la historia lo absolvería…
Yoani Sánchez proclama que lucha contra las etiquetas. No es de izquierda, ni de derecha, ni de Castro, ni de Miami (“yo soy de la Cuba de Martí”). Tecnológica, equidistante, transversal. Desgraciadamente, su afán por desetiquetarse la etiqueta, de algún modo. Lo único cierto es que sólo tiene una meta: lograr la libertad en Cuba y la caída del régimen castrista, que tiene que caer porque con un régimen no puede haber democracia. A partir de ahí supongo que tiene sus ideas propias de cómo ha de organizarse el nuevo estado, pero no es lo importante, por ahora. Para ella, por lo que entendí, lo importante será la futura transición política, aunar los esfuerzos de todos los que busquen la libertad para el pueblo cubano, desde todas las ideologías: derecha, izquierda, centro… Unir en la búsqueda de la libertad, construir la democracia, y luego cada uno, desde su punto de vista, luchar legítimamente por el país que quieran, siempre bajo las reglas del juego del imperio de la ley. No creo tampoco que pretenda ser revanchista, hacer leyes de memoria histórica, ni nada de eso. No se denota de sus declaraciones odios ni rencores, ni creo que quisiera ver a los Castro en la cárcel (yo sí, conste, yo los querría ver juzgados por los propios cubanos y sentenciados por liberticidas y opresores). Es un mensaje de unidad y de reconciliación, que se basa en algo fundamental que todos los castristas han negado siempre a los opositores o disidentes: un profundo amor a su patria. Es la característica principal de Yoani y de todos los disidentes blogueros, y casi de todos los disidentes con los que yo he tratado (en el transcurso de esa velada conocí algunos). Aman profundamente a Cuba, y no quieren dejar de luchar por ella. Desde dentro o desde fuera. Por eso es más escandaloso el trato, la contracampaña, las mentiras y los insultos que desde el régimen, mediante personas e instituciones afectas, o periódicos manipuladores, se lanzan contra ella. Desde el conocido “es una agente de la CIA…” hasta cuestiones absolutamente surrealistas. Un periódico español de extrema izquierda que suele tener bastante eco entre los bobos lanzó a bombo y platillo un artículo: “Las cuarenta preguntas que Yoani Sánchez no quiere responder”… La mayor parte de ellas, yo fui testigo, fueron formuladas y respondidas en este encuentro. Quizás si ese periódico hubiera intentado entrevistar a Yoani Sánchez hubiera conseguido esas respuestas. Pero es más fácil defender, desde Madrid, que los cubanos vivan en la miseria moral, física e intelectual.
Fueron muchas las ideas que Yoani Sánchez lanzó en dos horas de encuentro. Prologada por las brillantes palabras de Mario Vargas Llosa y J.J. Armas Marcelo, Yoani Sánchez atendió a todas las preguntas que le formularon desde el público,  y que se contaron por decenas.  Me interesó mucho lo que  dijo del famoso bloqueo norteamericano, de cómo entre los disidentes hay quieres están a favor, quienes están en contra, pero que realmente no es algo que se discuta o de lo que se hable demasiado entre los ellos. Además, de cómo la realidad viene, cada día, a oponerse a la retórica del régimen: la mayor parte de los bienes de consumo y alimentos que hay en las tiendas cubanas provienen de los Estados Unidos (no es el primer cubano que me subraya la paradoja). Yo le hice una pregunta que tuvo la gentileza de responder. Le pregunté sobre el mito de Cuba, algo de lo que ella ya trató en su día en su blog. Cómo responder a los que te dicen a la cara que vale, que Cuba no tiene libertad pero que la educación y la sanidad son gratuitas y universales.  Me respondió algo que me gustó, y que utilizaré en el futuro. Antes, me dijo, se esforzaba en refutar la idea de la calidad de los servicios de educación y sanidad en Cuba. Como, por ejemplo, en un hospital cubano podría haber una magnífica máquina de tomografía, pero no hilo de coser heridas, que había que llevarlo de casa, o un simple termómetro. O que podías ser atendido por uno de los mejores neurocirujanos del país y posiblemente del continente americano, que tenía los zapatos rotos y los pantalones raídos porque apenas gana 30 dólares al mes…. Pero que ya no intentaba siquiera hacer eso. Ahora simplemente hacía una metáfora: ella no quería ser un pájaro alimentado con agua y alpiste pero en una jaula sin querer volar. Ella quiere ser un pájaro libre, volar donde quiera, y buscarse ella su agua y su alpiste si es necesario. Idea captada: Sin libertad no hay humanidad, no hay pensamiento, avance, progreso, vida. Sin libertad todo lo demás es accesorio y un triste consuelo. La libertad es el valor que genera humanidad. Un cubano, hoy, carece de derechos. No puede circular libremente por su país, no puede conectarse a internet, no puede expresarse libremente, no puede vivir en libertad. El régimen de los Castro se comporta como un padre despótico, que castiga inopinadamente a cualquier niño que se porte mal. El problema es que esos niños son ciudadanos a los que se ha regateado su capacidad de decisión y de acción. Con cárceles llenas de personas por pensar diferente, por actuar libremente, por luchar por las libertades. Y con el mundo lleno, aún, de personas que consideran que las dictaduras comunistas son mejores o aceptables (como hacen el bien da igual que para conseguirlo utilicen el mal). El mito de Cuba es la mayor cárcel para los cubanos, y sólo una transición pacífica e integradora podrá superar la dificultad de una opinión pública internacional intoxicada por un régimen que ha manejado los tiempos, y las informaciones, a su antojo. Caerán. Por una cuestión biológica: las clases medias cubanas, las clases profesionales, han nacido ya años después de la revolución. Los dirigentes superan todos los 75 años sin que haya posibilidad de relevo generacional. El tiempo es lo que les falta, y a los nuevos disidentes, el tiempo es lo que les sobra. Y Yoani Sánchez, quiera o no quiera, tendrá un papel fundamental en ese futuro de transición. Salí de la Casa de América de Madrid con la seguridad de haber visto a una mujer que tendrá mucho que decir en el futuro político de América Latina. Seguro que no me equivoco. Aquí te dejo el vídeo, colgado en youtube, con la intervención completa de la que fui testigo en la Casa de América de Madrid: