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sábado, 31 de enero de 2009

Ser amigos, tener amigos

Cuando pasan las cosas, incluso cuando vuelven a pasar, todos los caminos te llevan a los mismos sitios. No por saber que sucederían, ni por intuirlo, ni por conocidas, las mismas vivencias dejan de tener los mismos efectos, buenos, malos, anodinos, mejores, peores, devastadores. Cuando apenas se tiene familia, cuando tu familia son dos personas, y además están lejos, empiezas a darte cuenta de a quien recurres, de quien existe o está dibujado en tu vida cuando esas cosas ocurren. Más cuando eres un ser hermético, que enseñas exactamente no ya lo que quieres, ni siquiera lo que debes, acaso incluso lo que puedes, sino lo que algo, que no sabes que es, te permite enseñar. Surgen, siempre, los amigos, para estar, para disfrutar, para reir, para vivir, y a veces, de tanto en tanto, para sujetarte la espalda cuando vas a llorar, o quieres estar triste, un rato. Amigos que sólo con mostrarse a tu lado te reconfortan, y no hace falta nada más. No sé si soy muy buen amigo de mis amigos, mi desapego, mi inoperancia, a veces, mis castraciones, mis indulgencias... Pero creo saber estar como hay que estar y cuando hay que estar. Aunque no tanto como ellos, ese puñado, esos cuatro o cinco que me miran y me hacen sentir que estoy aquí, que no pierdo los cimientos, y que la vida sigue, y que merece la pena vivirla, porque no nos queda otra, y porque la alternativa es, definitivamente, una porquería. Ayer, una vez más, tomando un te, paseando por la noche por la calle Fernando el Católico, comiendo en un vegetariano, se dibujó esa esperanza de que siempre habrá alguien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta entrada me ha traído a la memoria este texto...

"Jesús Quintero: La soledad: ¿cuál es más terrible, la del éxito o la del fracaso?

Antonio Gala: La soledad es mi primera colaboradora. Los ingleses tienen dos términos: “loneliness” (la soledad forzada e impuesta) y la “solitude” (la requerida). Da igual cuál sea su procedencia. Para un creador el fracaso y el éxito son factores ajenos, sobrevenidos; cuando llegan él ya está en otra cosa.

Jesús Quintero: Yo sé qué es el éxito y el fracaso. Pero sé que la soledad más terrible es la de dos que ya no tienen nada que decirse."

Guanarteme el converso.