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jueves, 27 de agosto de 2009

Los mundos del Islam... Una fascinante exposición en el Caixaforum de Madrid

Sigue el Caixaforum de Madrid regalándonos magníficas exposiciones. En este caso, una que cierra en apenas dos semanas, el 6 de septiembre, titulada como esta entrada, Los mundos del islam. De trata de 180 obras que pronto estarán englobadas en el Aga Khan Museum de Toronto, y por supuesto forman parte de la colección privada del primero, gran mecenas de las artes y de la arquitectura. La muestra, a la que sólo puede criticársele cierta confusión para el espectador en cuanto a lo organizativo, ya que ha sido empleado un sistema que auna espacios geográficos y cronología, es de una gran belleza, dentro de un arte que siempre intentó llegar a lo sublime desde la sencillez de materiales, hilando hermosísimas formas geométricas rara vez acompañadas de alguna figuración; no obstante ésta está expresamente prohibida por el Corán. No soy yo, en absoluto, experto ni en Islam ni en su arte, pero la exposición me ha servido para corroborar la grandeza de una cultura que, de la mano de los extremismos, está ahora tan devaluada tanto en su concepción social, como ética, como intelectual.
Dejemos eso aparte, pues habría mucho que decir, y no soy yo un amante de la multiculturalidad ni de lo políticamente correcto, y no vamos a manchar estas impresiones con la subjetividad de un plantemiento ideológico que, no lo niego, en mi caso es muy Eurocentrista.
Resumir mil años de historia es difícil, y resumir tantos espacios geográficos, aún más. Pero lo exposición lo consigue. Desde un espectacular capitel del periodo Omeya de Al Andalus, que resumen en sí mismo lo que significa el concepto de compuesto, hasta dulcísimas y delicadas miniaturas y manuscritos como el del Hadit, proveniente de Irán, pasando por esmeradas filigranas, de una orfebrería imposible que sin bien yo no querría para mi casa es de una grandilocuencia y de una belleza en su complicación sugerente.
La muestra comienza en Al Andalus y el Magreb, para continuar por el Egipto Fatimí y la Anatolia Otomana. De ahí, sigue hacia Irán, con las dinastías safaví, zandí y qayarí, es decir, desde vidrios soplados de delicada factura hasta barbudos retratos de monarcas qayaríes. Todo termina en la India del Imperio Mogul, con una presencia de figuración y realismo que, nos explican las cartelas, proviene de la influencia europea. Una sala dedicada a las peregrinaciones, otra al Corán, culminán un recorrido que no deja indiferente: es un arte encargado de embellecer, de cultivar, de sublimar, y de conquistar. Hay muchos tipos de expresiones: desde hierro forjado a papel, pasando por cerámica, porcelana, de entre las que destacan las de influencia y factura china, así como telas, vigas, mensulas, puertas, arcos... No falta de nada, y permiten al espectador recuperar la elocuencia de un mundo tan cercano como lejano, y que convive con nosotros y acaso incluso nos atemoriza. Me gustó especialmente, y a mi acompañante también, un vaso y un plato blancos con una levísima decoración en negro, que me dicen que es Bauhaus y soy capaz de creérmelo. Inútil de mí, no anoté los datos identificativos, con lo cual no puedo ponerle nombre ni fecha, ni espacio.
Esta exposición paseará por España y por Europa en los próximos meses. No dejéis de verla, no habrá nada que no os guste. Se complementa, además, con un espléndido video dedicado a la arquitecura islámica.

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