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martes, 3 de julio de 2012

Recorriendo exposiciones en Madrid: Piranesi


 
Hoy he visto la magnífica exposición que el Caixaforum de Madrid ha dedicado a Piranesi, con el título “Las Artes de Piranesi, arquitecto, grabador, anticuario, vedutista y diseñador”. Bueno, lo de vedutista, para empezar, me ha encantado, es uno de esos palabros para epatar que tanto gustan. La exposición me ha gustado, es bastante buena, y hace un recorrido extenso pero no agotador, o al menos a mí así me pareció, que cualquiera puede entender con facilidad. Desde luego, nos descubre una personalidad minuciosa y apasionada, y también una erudición desde tempranas edades que sorprende. Por encima de todo, de sus personalidades creativas e incluso de sus decepciones (no poderse dedicar a la arquitectura) Piranesi se enamora y se encandila con Roma y su cultura, entrando en polémica con todos los intelectuales de la época, con los pasados, los presentes y los futuros, con la única finalidad de demostrar la originalidad y grandeza creativa de la arquitectura romana, tan denostada por muchos, que la creen una simple copia de los griego, o una evolución de lo etrusco, que al fin y al cabo fue un pueblo conquistado por Grecia. Con ardor y entusiasmo, dedica su vida, para mí con éxito, a demostrar esa grandeza, esa originalidad, esos campos en los que los romanos no tuvieron rival, como la ingeniería y las grandes obras públicas de las que los griegos son sólo una pálida sombra. 
Puede resultar abrumador tanta ruina, tanta grandeza, tantas dimensiones casi ciclópeas en la obra de Piranesi, de hecho hubo un instante en el que yo mismo me sentí algo empalagado. No ayudan, además, los grabados colocados hasta el mismo techo de la sala, al estilo decimonónico, que el Caixaforum debió, por lógica, evitar. Y si fue un guiño de los diseñadores, fue un guiño fallido por la embriaguez que puede comunicar al espectador. Por otro lado, las piezas están muy bien escogidas, los ejemplos justos que generosamente expresan el sentido de cada una de las salas. Normal que el Piranesi arquitecto se detenga en la Iglesia de Santa María del Priorato, su única obra construída, que desgraciadamente varias guerras, desde las napoleónicas a la II Guerra Mundial se encargaron de herir hasta perder una parte de la concepción espacial del maestro. Una vez se dio cuenta de que no iba a poder desarrollar carrera como arquitecto, entre otras cosas porque sus gustos se separaban demasiado de los lenguajes imperantes, Piranesi tiene una exitosa carrera como anticuario, como arqueólogo (son muchas las ruinas romanas que excavó con éxito) y en general como difusor (hoy algún cursi diría publicista) del arte romano. También es generosa aquí la exposición. Una curiosidad: los diseñadores dan con una perspectiva dramática muy curiosa jugando con los tabiques, y algún conserje lo fastidia poniendo allí un extintor para que nadie pueda pasar…
 
El problema, lo que no me ha gustado o me ha sobrado de la exposición son una serie de principios expositivos que no me han convencido y, sobre todo, la excusa que el Piranesi creador o diseñador de muebles, chimeneas y todo tipo de objetos da a los organizadores para intentar marcarse un tanto dejando casi en segundo plano el propio discurso piranesiano para publicitar (ahora sí cabe) la labor de Factum Arte, Voxelspacio y Materialise. Me explico, y por partes. En cuanto a lo primero, cuando uno lee la concepción de la exposición, los comisarios y diseñadores (no suelo citarlos, no lo voy a hacer ahora, vete y los conocerás jejejeje) explican que intentan demostrar la modernidad de Piranesi tratándolo como si un autor contemporáneo fuera, y dicen demostrar gracias a las nuevas tecnologías cómo Piranesi dibujaba y concebía en 3D. Me parece todo una perogrullada que si se quiere, se puede hacer con Piranesi, con Rafael y con el Arte Paleolítico. Vamos, hasta con el arte medieval entero. Yo he visto un trabajo en 3D acerca del Guernica y podría servir para demostrar que Picasso realizaba sus obras concibiéndolas en 3D (por cierto, lo de 3D es otra cursilada, no sé qué tienen en contra de decir “tres dimensiones”). Me parece absurdo toda la idea de “tratar a Piranesi como su fuera un autor contemporáneo y demostrar así su modernidad”. No creo ni que haga falta, ni que realmente ese sistema signifique algo, cuando luego lo que nos encontramos, además, es una exposición bastante conservadora y muy poco arriesgada.
En cuanto a lo segundo, declaran los organizadores que han querido demostrar además de todo eso que los diseños de Piranesi son realizables, al contrario de lo que se pensaba (¿y por qué se pensaba? me pregunto yo, son extravagantes, pero no irrealizables, y no es la tecnología lo que los hace realizables, un buen escultor o un buen ebanista también podría hacerlos). Hay es donde entran Factum Arte, Voxelspacio y Materialise, que se han dedicado a rehacer algunos de los diseños de Piranesi, e incluso son los autores de los dos vídeos de la exposición, tanto el que intenta demostrar las 3D en la concepción de Piranesi como el dedicado en el espacio “documentación” enteramente a explicar el proceso de trabajo por el cual han reproducido fielmente las obras piranesianas. El problema es que se presenta como guinda de la expo, como lo más importante, se le dedica un espacio con enorme profusión, y justo es el único espacio en el que Piranesi pasa a un segundo plano. No me parece bien que el protagonista pierda peso a favor de otros creadores sea cual sea la excusa. Además, hablemos del producto final, las reproducciones: Los organizadores hablan de la libertad, la fuerza imaginativa y el valor creador de Piranesi cuando realizaba sus diseños, pero esa misma fuerza no se transmite a las obras obtenidas. Porque hay disensiones notables entre los diseños originales y la obra obtenida, que resulta seriada (esos rostros femeninos los hemos visto antes en otros sitios, pero por mucho que miramos los diseños de Piranesi, allí no están) y que no cumple con la libertad de un artista al que encorseta. Barbas monstruosas que deberían llegar hasta el mismo borde de las cornisas son drásticamente recortadas, y la reproducciones, finalmente, parecen estereotipadas, justo lo que Piranesi criticaba a sus contemporáneos. El resultado de esas reproducciones es curioso e incluso ilustrativo, pero no merece el sitio preeminente que se le da en esta exposición. Aquí la única pieza que realmente me gustó.
Estará en el Caixaforum de Madrid hasta el 9 de septiembre, no dejes de verla.

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